A continuación podéis leer una poesía que escribí estando en Doñana el último mes de mayo. Caminé desde Matalascañas hasta un punto en el que el horizonte no revelaba civilización alguna, y entonces me adentré en las dunas y luego en la característica vegetación del coto. Rememoré todas mis experiencias pasadas en en Doñana y vomité estos versos sobre un papel. Y esa noche partí a la Feria del Caballo.
Solo con Doñana
Se apaga el sol en Doñana.
Termina ya el cónclave de la natura.
Alzan el vuelo garzas y golondrinas,
Flamencos y calamones.
Y aves migratorias que en su larga travesía
Se dan cita en sus arenosas posesiones.
La marisma; rica llanura anfitriona.
Admirado retablo tallado por pájaros carpinteros.
Cobijo de liebres y linces.
Infatigable recreo del toro bravo
Que en su ancestral bravura avanza libre por sus humedales.
El sol se esconde y antiguos lanceros del otrora noble oficio salen a probar su suerte.
Mientras coches de caballo y ecos de romería
Dibujan en la arena suspiros en la lejanía.
Despierta mañana Doñana.
Despliega tu vivo aliento sobre los últimos destellos de este ocaso mundo.
Reina y señora del Guadalquivir, eterno reguero de Andalucía.
Generosa y elegante, tu nombre lo abala.
Doñana, Doñana, siempre Doñana.
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